martes, 15 de mayo de 2012

"Las mujeres de verdad tiene curvas"

Dentro de su ciclo "El Otro 5 de mayo", Capilla del Arte proyectará este 18 de mayo en Viernes de Cinexpectativas Las mujeres de verdad tienen curvas, a las 18:30 horas. La entrada es libre.
A propósito de esta cinta, este blog desentierra un texto que analiza esta producción del 2002 y cómo se inserta en el llamado cine chicano.

Sinopsis
Real Women Have Curves, es la historia de Ana García (America Ferrera), la hija de una familia chicana de East L.A. que al terminar high school consigue una beca completa en la Universidad de Columbia en Nueva York. Sin embargo, los planes de su madre (Lupe Ontiveros) se limitan a que su pequeña trabaje en el taller de costura de su hermana, permanezca cerca de la familia, consiga un buen marido y baje de peso en el proceso.

Introducción
David Maciel, en su libro El Bandolero, el pocho y la raza – Imágenes cinematográficas del chicano (2002) explica que el cine chicano “se define como el conjunto de realizaciones fílmicas escritas, dirigidas y producidas con significativa participación y control artístico de chicanos” (pp. 134). Real Women Have Curves, la cinta que motiva este análisis, puede ser considerada como chicana debido a que el guión fue escrito por la también chicana Josefina López, nacida en San Luis Potosí, y basado en su obra de teatro homónima de 1990 (página web oficial). Asimismo, aunque la directora es colombiana, su carácter de latina permite que la historia se mantenga fiel a la visión de su autora y que la representación de los personajes no se distorsione.

En el mismo texto, Maciel (íbid) considera que el cine chicano puede ser dividido en dos generaciones cronológicamente hablando, pero sobre todo de acuerdo a la ideología de cada una de ellas. En la primera generación, surgida en los sesenta, las cintas buscaban retratar, sin ninguna clase de estereotipos, problemáticas netamente chicanas con alto contenido político y social.

Por su parte, los temas de la segunda generación, surgida en la segunda mitad de los ochenta, buscan despertar interés en un público más amplio e internacional, por lo que las problemáticas representadas son de carácter más general y universal; lo que experimentan los personajes chicanos de estas producciones, bien podría sucederle a personajes italo-americanos, judío-americanos o incluso a anglosajones.

Real Women Have Curves, se inscribe en esta segunda generación de cine chicano, ya que los conflictos representados pueden ser identificados en cualquier comunidad de los Estados Unidos y del mundo.
Obesidad
El conflicto que más llama la atención, aunque no sea el principal, es el de la obesidad y el reconocimiento de la belleza más allá de los estereotipos esbeltos apoyados por el mainstream mediático. A diferencia de otras películas que lidian con el problema de la obesidad y la belleza, Real Women… reconoce que su protagonista es bella no sólo espiritualmente sino también físicamente; Ana aprende a aceptarse y quererse con “sus pechos grandes, sus mejillas redondas y todo lo demás” (Ebert, 2002). Esta característica aleja a la cinta de los clichés de otras producciones, donde el personaje que se reconoce bello por dentro pero no se acepta por fuera (ya sea por obeso o “feo”) finalmente sufre una transformación externa que lo vuelve estéticamente aceptable.

El conflicto de Ana y su obesidad, como se dijo anteriormente, no es exclusivo de la comunidad chicana sino que representa un problema que puede enfrentar cualquier individuo de cualquier raza. Lo que lo hace diferente es el mensaje que la “visión chicana” le da al problema y el cual se puede entender como una analogía de la crisis de identidad que llega a enfrentar la comunidad: el chicano se debe aceptar y querer tal como es; el chicano no es ni mexicano ni estadounidense sino chicano y debe aprender a vivir así, con las ventajas y desventajas que esto implica.

Choque generacional
De la misma manera, las demás problemáticas que se puedan identificar a lo largo del film representan problemas universales, aunque sí se identifican elementos únicos de los chicanos, como el choque generacional entre Ana y su madre, Carmen.

Los valores representados por Carmen (los del México donde nació) entran en conflicto con los de su hija Ana (los de su país natal, Estados Unidos). Carmen considera que el papel de su hija es “hacerle el desayuno a los hombres”, trabajar en la fábrica de su hermana Estela y ayudar a la familia.

Carmen cree que todo lo que necesita saber Ana en la vida (y sobre todo cómo atrapar marido) lo puede aprender de ella, la voz de la experiencia.

Por su parte, Ana desea asistir a la universidad y obtener una educación formal que le permitirá salir adelante y así ayudar al sostenimiento de su familia y a que ésta y toda su comunidad salgan adelante. Ella no cree, contrario a lo que sus padres piensan, que al alejarse de la familia físicamente la esté traicionando.

En resumen, Carmen representa las tradiciones y los valores mexicanos (y latinos) del machismo, mientras que Ana es la representante de los valores protestantes (estadounidenses) del individualismo y el conocimiento formal.

Otra cuestión donde los mundos de Ana y de su madre difieren, es en su concepción sobre la sexualidad femenina; nuevamente, la anterior es una problemática universal y sobre todo muy actual.

Ana es una joven sin inhibiciones de ningún tipo que sabe afrontar su iniciación sexual con responsabilidad y sin presiones. Por su parte, Carmen la llama “puta” en el momento que se da cuenta que ya no es virgen, lo cual considera que será un obstáculo casi insalvable para que su hija consiga esposo y por lo tanto sea alguien en la sociedad. Una vez más, los valores tradicionales machistas (mexicanos) chocan con los ideales feministas (estadounidenses).

Otro momento en que este choque cultural y generacional es representado, es durante una escena en la fábrica, cuando Ana provoca que todas las empleadas de su hermana queden en ropa interior en una tarde calurosa. Ana las invita a que se liberen de sus inhibiciones para aminorar el calor. En un principio, las mujeres se niegan, en parte por lo “inmoral” de la propuesta y en parte por el temor de mostrar sus “curvas”. Finalmente comprenden que no tiene nada de anormal y que los cuerpos de las demás también sufren de celulitis.

Una vez más, el auto-reconocimiento de la obesidad puede ser visto como una analogía del conflicto de identidad chicana. En esta ocasión, la escena representa la solidaridad que ayuda (o ayudará) a que la comunidad prospere; sólo reconociendo que son diferentes a los demás (culturalmente hablando) y trabajando en conjunto serán capaces de desenvolverse en la sociedad que en ocasiones los rechaza.

La fábrica de costura
A lo largo de toda la cinta, Ana se debate entre permanecer en la fábrica de costura o asistir a la universidad, lo cual se percibe como el conflicto que cualquier personaje anglosajón podría tener entre seguir los pasos de sus padres o el buscar mejores oportunidades de vida. Como ejemplo de lo anterior se puede citar la cinta October Sky (Joe Johnston, 1999)1, donde Homer Hickam (Jake Gyllenhaal) desea dedicar su vida a la investigación espacial y la construcción de cohetes en lugar de trabajar en la mina de carbón como su padre (Chris Cooper). De la misma forma que en esta película, Ana nunca se avergüenza de su origen o de la profesión de su madre y hermana, pero tiene la intención de seguir sus sueños y superarse.

Otro elemento relacionado con la fábrica, es el discurso sobre la explotación de Bloomingdale´s (quien vende en 600 dólares los vestidos que Estela les vende en 18 dólares), el cual, aunque no es parte fundamental de la trama y no llega a una conclusión, no pasa desapercibido y representa un problema que enfrentan muchas comunidades minoritarias en los Estados Unidos y en el mundo.

No obstante, este discurso es contradictorio, pues como reseña Roger Ebert “sí, hace mucho calor ahí dentro. Sí, las horas son largas y la paga poca. Pero las mujeres son felices de tener trabajos y dinero, y porque se estiman mutuamente hay muchas risas” (2002). Si la guionista y/o directora pertenecieran a la primera generación del cine chicano, posiblemente este elemento altamente político hubiera tenido mayor peso en la historia. Así, con los conflictos emanados de la fábrica, se comprueba, una vez más, que la temática de Real Women… es universal y no se limita a la comunidad chicana.

Estereotipos
Uno de los pocos estereotipos negativos que muestra la cinta, se encuentra en los primos “músicos”, quienes nunca parecen trabajar o estudiar y se dedican a jugar dominó y tocar la guitarra. El hecho de que sean personajes secundarios, permite que la representación del chicano “holgazán pero fiestero” no cobre mayor fuerza y se convierta simplemente en elemento de relleno.

Por su parte, la figura de la madre muestra un elemento estereotípico en particular que puede ser identificado con las representaciones de los chicanos o latinos en Hollywood. La secuencia cuando la madre cree estar embarazada en lugar de estar entrando a la menopausia es especialmente elocuente al respecto. Lo anterior la caracteriza como ignorante, lo cual puede ser parte del estereotipo chicano o en general de las clases populares poco preparadas.

En el otro extremo y agregando elementos positivos al producto final, se encuentra la figura de Mr. Guzmán (George López), el profesor chicano o latino que ayuda a Ana a conseguir la beca universitaria y quien se encuentra alejado de todo estereotipo chicano. El personaje de Mr. Guzmán se presenta como profesor comprometido con sus alumnos y que ha logrado el respeto de estos; además de que no niega su origen y no teme hablar español.

De igual manera, la propia figura de Ana rompe con cualquier estereotipo negativo, al representar una joven dedicada, honesta, amorosa y deseosa de superarse. Finalmente, el personaje del padre, Raúl García (Jorge Cervera Jr.) tampoco cae en la representación estereotipada y se muestra como un jardinero trabajador que tiene la capacidad de comprender los deseos de su hija, aunque esto sea hacia el final de la cinta.

Conclusión
Real Women Have Curves muestra una imagen positiva de los chicanos, aunque no está exenta de representaciones estereotipadas y discursos un tanto contradictorios. Sin embargo, éstas no logran imponerse al resultado final.
Asimismo, al inscribirse en la segunda generación del cine chicano, las situaciones y problemáticas son fácilmente trasladables a cualquier otra comunidad en los Estados Unidos o en el mundo debido a su carácter universal. Sin embargo, éstas poseen una “visión latina” particular que las dota de un mensaje dirigido a la comunidad chicana y latina en los Estados Unidos.

Alonso Pérez Fragua (UDLAP, 2004).

Ficha técnica:
Real Women Have Curves (2002)
Dirección: Patricia Cardoso
Producción: George LaVoo
Guión: Josefina López y George LaVoo
Basado en la obra de teatro de Josefina López

Elenco Principal:
America Ferrera - Ana García
Lupe Ontiveros - Carmen García, madre
Ingrid Oliu - Estela Garcáa
George López - Mr. Guzmán
Brian Sites - Jimmy
Soledad St. Hilaire - Pancha
Lourdes Pérez - Rosalí
Jorge Cervera Jr. - Raúl García, padre
Felipe de Alba - abuelo

NOTAS:
1. Basada en la verdadera historia del científico de la NASA, Homer Hickam.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Maciel, David R. (2000) El bandolero, el pocho y la raza. Imágenes cinematográficas del chicano. México. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y Siglo XXI Editores.

REFERENCIAS ELECTRÓNICAS:
Ebert, Roger (2002). Real Women Have Curves – Reseña. rogerebert.com:: reviews. 25 de octubre de 2002
http://rogerebert.suntimes.com/apps/pbcs.dll/article?AID=/20021025/REVIEWS/210250310/1023
Último acceso: 28 de noviembre de 2004
Real Women Have Curves Official Web Site.
www.realwomenhavecurves.com Último acceso: 28 de noviembre de 2004

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