En el marco del ciclo Todo lo que siempre quiso saber sobre Woody Allen *y nunca se atrevió a preguntar de Capilla del Arte, este blog desempolva un análisis sobre Annie Hall, la segunda cinta que será proyectada el próximo viernes 13 de julio, a las 6:30 PM.
Si bien es extenso, esperamos que, al menos a los fanáticos del director neoyorquino, les resulte de interés o que ayudados por los subtítulos se dejen llevar por los diversos temas que en verdad llamen su atención.
ANHEDONIA
Y ANNIE HALL
Por: Alonso Pérez Fragua
1 INTRODUCCIÓN
El director neoyorquino Woody Allen es
posiblemente uno de los cineastas más reconocidos y representativos del cine de
la segunda mitad del siglo XX. En el presente trabajo, el análisis tendrá como
centro su película de 1977 Annie Hall, una de sus obras más
exitosas y personales. En primer lugar, se expondrá el tipo de análisis
utilizado y los elementos en que se pondrá especial atención, como los
movimientos de cámara y la música, así como una breve descripción de la película
y sus personajes principales.
A
continuación, se comenzarán a analizar las cuatro categorías en que se dividió
el trabajo: el pesimismo del protagonista, su egomanía, su mente fantasiosa y
la representación de la ciudad de Nueva York en contraposición a la de Los
Ángeles. En la primera, se pondrán como ejemplos diferentes elementos que
reafirman la actitud ante la vida que tiene el personaje protagonista. En la
segunda, se hará una revisión de algunas escenas que ponen de manifiesto la
importancia de Woody Allen sobre la de los demás personajes. En la tercera, se
analizarán los momentos que representan la distorsión de la realidad por parte
del narrador-protagonista. Y finalmente en la cuarta, se presentarán la
fascinación de Allen por la ciudad de Nueva York y su descontento con la cultura
superficial y narcisista de Los Ángeles.
2ANTECEDENTES
2.1 ANÁLISIS
RETÓRICO
De entre el análisis estructural y el
análisis retórico, se ha escogido este último para la presentación de este
trabajo. El análisis retórico se basa en principio en el tratado aristotélico
de la Retórica el cual define, desde hace siglos, las reglas que rigen toda
composición o discurso que se propone influir en la opinión o en los
sentimientos de la gente y que se ocupa de todos los asuntos relacionados con
la belleza y el estilo (Cano, 1999).
Al
analizar una película, como es el caso, la retórica audiovisual atiende a los
elementos de la puesta en escena, la fotografía, el sonido y la edición, pues
cada uno de estos elementos constituye decisiones de estilo que intentan
persuadir al espectador. En cuanto a la puesta en escena (maquillaje,
vestuario, escenografía, iluminación y actuación), David Bordwell (2002)
explica que es posiblemente el conjunto de elementos que el espectador recuerda
con mayor precisión y el que mayor impacto tiene en éste.
Con
respecto a la fotografía, el director manipula diferentes factores que implican
un intento de persuadir al espectador como son el encuadre, los aspectos
fotográficos y la duración de la toma, así como los movimientos de cámara y la
gama de tonalidades de la cinta utilizada (ibíd.).
En el caso del sonido, conformado por el diálogo, la música, y los efectos
sonoros, su poder de persuasión es muy alto, a pesar de que pase desapercibido
por el público en un primer acercamiento (ibíd.).
El diálogo, sin embargo, no forma parte de este análisis pues este elemento le
concierne al análisis estructural. Así mismo, los efectos sonoros se dejarán a
un lado y se estudiará simplemente la intención de la música en la película.
Finalmente,
la edición, una de las técnicas más discutidas en el ámbito cinematográfico,
juega uno de los papeles más importantes dentro del sistema estilísticos de una
película, forjando las experiencias del espectador, consiente o
inconscientemente, y contribuyendo a la organización del producto final y de
sus efectos en los espectadores (ibíd.).
2.2 WOODY
ALLEN Y ANNIE HALL
El motivo de este análisis, la cinta de
1977 Annie
Hall, representa la sexta película como director para el estadounidense
Woody Allen y el film que marcó la diferencia entre sus trabajos previos de
comedia absurda y alocada, como Bananas y All You Wanted To Know About Sex
*But
Were Afraid To Ask (Farré, 2003) y sus futuros proyectos de carácter
cien por ciento personal sobre “sutiles conflictos contemporáneos” (Wernblad,
1992: pp. 62). Asimismo, esta cinta significó las primeras de subsecuentes
nominaciones a los premios de la Academia, así como sus tres primeras
estatuillas[1].
Tanto para la industria hollywoodense,
como para la crítica, la evolución temática y la madurez como realizador de
Allen fue evidente. Desde la aparición del filme en 1977, la crítica
especializada, que alababa el talento de Allen como cómico pero no como
cineasta, reconoció en Annie Hall las capacidades de su
director. Sólo basta consultar las reseñas que la película consiguió en su
momento. Judith Christy del Saturday Review la describía como “la creación más
satisfactoria de Allen y una de las experiencias cómicas más gratificantes de
los últimos años” (citado en Brode, 1993). Por su parte, en la revista Time,
Richard Schickel escribía: “Una triste comedia romántica, tan conmovedora como
divertida, con toda probabilidad la película más autobiográfica realizada por
humorista alguno” (citado en ibíd.).
“Incluso el incansable crítico de Allen, Stanley Kauffmann”, opinaba que
“[Allen] ha escrito su mejor guión y... es un director competente” (ibíd.: pp. 158).
Después
de lo anterior, queda explicada la importancia de la cinta en sí misma, así
como la relevancia de realizar un análisis sobre ella, la cual relata la
historia de Alvy Singer (Woody Allen), un comediante de stand-up y su relación con Annie Hall (Diane Keaton), una aspirante
a cantante un tanto bobalicona y sentimentaloide, que contrasta con el carácter
egocéntrico, pesimista, “misántropo, paranoico, incomprendido y anhedónico” de
Alvy (Wernblad, 1992: pp. 63).
El
propósito de este análisis es mostrar cómo los recursos estilísticos y técnicos
utilizados por Allen sirven, principalmente, para resaltar las características
de la personalidad de Alvy Singer señaladas en el párrafo anterior, al igual
que otros elementos relevantes a lo largo de la producción.
3.
DESARROLLO
A diferencia de directores como Stanley
Kubrick o Steven Spielberg que son reconocidos por su elaborado y llamativo
estilo visual, Woody Allen normalmente privilegia la fuerza de los diálogos,
sobre cualquier elemento visual. Como él mismo lo explica, busca sostener la
fuerza literaria, no la cinematográfica, reduciendo “la dirección al mínimo
estricto para transmitir el texto... nunca he querido interponer obstáculos o
un estilo llamativo entre el material y el espectador” (Allen en Lax, 1994: pp.
581). Esta situación se puede atribuir al hecho de que al principio de su
carrera, se dedicara a escribir rutinas de comedia y posteriormente se
desempeñara como comediante de stand-up. Con lo anterior no se quiere decir que
su trabajo carezca de un estilo visual característico, sino que éste es más
sobrio que en los dos casos citados al principio.
De
igual manera, este estilo sobrio y esa “mínima dirección” no evitan que conozca
el oficio de cineasta y que en Annie Hall utilice gran cantidad de
recursos netamente cinematográficos, como pantallas divididas, escenas animadas
o subtítulos con los pensamientos de los personajes, todo con la intención de
hacer más dinámica la narración y conducir al espectador hacia el punto
deseado.
A
continuación, se analizarán cuatro temas o elementos recurrentes a lo largo de
la cinta, para los cuales Allen toma ciertas decisiones estilísticas y técnicas
que acentúan su importancia. Estos elementos son: la anhedonia y pesimismo que
experimenta el protagonista, Alvy Singer; su egomanía; su dificultad para
separar la fantasía de la realidad; y la inclusión de la ciudad de Nueva York
como un personaje más en la historia y su contraposición con la ciudad de Los
Ángeles.
3.1
ANHEDONIA Y PESIMISMO
Antes de escoger el nombre definitivo de
Annie
Hall, el título de trabajo de este proyecto era Anhedonia, término que indica la incapacidad psicológica de un
individuo para sentir placer (Lax, 1994; Wernblad, 1992). De acuerdo a esto,
Alvy Singer, dentro de su visión pesimista y neurótica de la vida, es incapaz
de disfrutar los momentos de felicidad que experimenta, desde los carritos
chocones de la feria, hasta su relación con su primera esposa Allison
Portchnick (Carol Kane), una chica “bonita, dispuesta e inteligente” (Allen,
1977).
Esta
atmósfera de pesimismo y ausente de placer vivida por el protagonista, se
establece desde un principio y a lo largo de toda la película. Resulta
significativo como, a diferencia de muchas películas de Allen, los créditos no
vienen acompañados de alguna melodía de jazz o cualquier otro tipo de
acompañamiento musical. Con esta decisión, el realizador establece el carácter
de sobriedad y soledad del filme, sobre todo cuando al finalizar los créditos,
corta a la imagen del mismo Alvy Singer hablando directamente a la cámara,
enmarcado simplemente por un triste fondo café, mientras explica, por medio de
chistes, su visión de la vida y de sus relaciones con las mujeres. Este uso del
café para denotar la personalidad taciturna y melancólica de Alvy, es
observable en muchas de las prendas usadas por éste, especialmente en la
playera de este color que utiliza para dormir.
Regresando
al aspecto de la música, es importante notar que ésta sólo se presenta en
momentos muy especiales de la historia y para expresar melancolía. En las dos
secuencias de recuerdos de la niñez de Alvy, es posible escuchar melodías de
jazz, ecualizadas al estilo de las viejas radios de transistores, las cuales
ubican las acciones en el tiempo (la década de los cuarenta) y además
transmiten la sensación de añoranza sentida por Alvy. El acompañamiento musical
se hace presente también en la secuencia final, pero en esta ocasión se trata
de la canción Seems like Old Times (Parece Como En Los Viejos Tiempos). El
título y la letra de esta pieza, interpretada por la misma Annie en otro
momento de la cinta, magnifican la sensación de melancolía de las imágenes
mostradas, constituidas en su mayor parte por recuerdos de Alvy y Annie juntos,
así como del último encuentro entre ambos en un café después de su separación
definitiva.
Asimismo, resulta interesante cómo en
muchos momentos donde podría esperarse la presencia de música, ya sea de manera
diegética o no diegética, ésta siga ausente, como en la escena del bar donde
Tony Lacey (Paul Simon) se presenta ante la pareja protagónica y no existe
ningún tipo de música ambiental. Lo anterior, nuevamente, hace evidente la
atmósfera sobria de la historia además de evitar la distracción del público con
respecto a los diálogos.
Un elemento enigmático que representa la
anhedonia de Alvy Singer es la montaña rusa bajo la cual está edificada su casa
de la infancia, esto según Joseph Mills en su trabajo Roller Coasters, Aristotle, and the Films of Woody Allen (2001). De
acuerdo a Mills, el hecho de que Allen colocara este juego mecánico encima de
la casa puede interpretarse de varias maneras, una de las cuales expresa la
incapacidad del pequeño Alvy de unirse a la diversión que tiene lugar encima de
su propio techo[2].
De
los recuerdos de sus primeros años, es posible encontrar otras referencias a su
anhedonia y pesimismo, como en la escena de los carros chocones, donde el
pequeño pelirrojo se deja golpear por los demás carros, mientras muestra un
rostro carente de emoción.
3.2
EGOMANÍA
A pesar de lo que se pudiera pensar al
escuchar el título de Annie Hall, esta película de ninguna
manera posee a un personaje femenino como protagonista, sino a uno masculino:
el neurótico Alvy Singer. Esta contradicción indica desde un principio parte de
la egomanía representada en la cinta. La primera imagen que aparece en la
pantalla no es de Annie, sino de Alvy, encuadrado en un medium shot totalmente frontal y con un sencillo fondo café
monocromático, lo que resalta la importancia de su persona y de sus diálogos e
impide que el espectador lo pierda de vista. Después de este monólogo inicial,
Allen corta a diversos fragmentos sobre la infancia de Alvy, nuevamente en
contraposición a mostrar a Annie (Feldstein, 1989 citado en Girgus, 2002). De
hecho, Alvy, el narrador, muestra a Annie aproximadamente hasta el minuto 8 de
la cinta.
Como
narrador, Alvy, además de tener la potestad de contar la historia a su antojo,
aprovecha para mantener la atención del público casi exclusivamente en él. A
excepción de las dos escenas donde se muestra a Annie cantando en el centro
nocturno, no existe otra en la cual Alvy no aparezca (sin embargo, a pesar de
no salir a cuadro, se entiende que Alvy está presente en ambas presentaciones).
Incluso en los flashbacks que no corresponden directamente a su vida, como en
los de sus padres discutiendo o los de Annie con sus antiguos novios, Alvy está
presente, mostrando su necesidad de acaparar la atención. De la misma manera,
en el montaje de recuerdos de Alvy sobre sus momentos con Annie hacia el final
de la cinta, ninguna de las tomas muestra en solitario a Annie, sino que la
presencia de Alvy a cuadro se mantiene constante.
Otro
recurso para mantener la atención del espectador sobre el personaje de Allen es
sencillamente sacando del campo de visión a los demás personajes. Esto es
notable particularmente en dos escenas. La primera, en la habitación de la casa
de campo, Annie busca marihuana en el ropero y al hacerlo, la puerta del mueble
la oculta por completo, dejando solo a Alvy en el lado derecho del encuadre
mientras dice sus líneas. La segunda, en la cocina de Alvy después de la
primera sesión de terapia de ella, muestra a ambos sosteniendo una conversación
sobre dicha terapia. La cámara, fija frente al fregadero, mantiene a los
actores en un medium shot en segundo
plano a la derecha del encuadre y a parte de una maceta en primer plano en el
extremo izquierdo de la pantalla. La cámara sólo realiza un paneo hacia la
derecha cuando Alvy se traslada hacia ese lado del escenario, no así cuando es
sólo Annie quien se mueve. Hacia el final de la escena, mientras los personajes
han pasado de una conversación amistosa a una pelea, Annie es tapada
parcialmente por la maceta en primer plano, mientras, una vez más, Alvy es
encuadrado por completo y sin que ningún objeto estorbe la visión del
espectador. En ambas escenas, como se puede notar, la intención es darle mayor
importancia a la presencia y diálogos de Alvy sobre la figura de Annie,
mostrando la tendencia egomaniaca del narrador.
Un
recurso más para resaltar la importancia de Alvy es la pantalla dividida
utilizada en dos ocasiones. En la primera, Allen muestra en el lado izquierdo a
la familia de Annie durante una típica comida, mientras en el derecho, de mayor
tamaño, aparece la familia de Alvy en la misma situación. Aquí, además, el
padre de Annie se encuentra de espaldas a la cámara y silencioso, restándole
así importancia, en contraste con el Señor Singer, quien está encuadrado de
frente, y en actitud activa. Por su parte, en la segunda ocasión que se divide
la pantalla, Annie y Alvy platican a sus respectivos terapeutas, los problemas
que enfrentan en su relación de pareja. Además de contrastar las respuestas de
ambos, nuevamente Allen decide darle mayor espacio a Alvy, colocado del lado derecho,
y reducir el de Annie al mínimo necesario.
La
única excepción a esta tendencia de mostrar al personaje de Woody como centro
de la atención, y sólo de manera parcial, la constituye la escena animada
basada en Blanca Nieves. En ésta, Alvy aparece significativamente más pequeño
que Annie, restándole importancia a éste. Sin embargo, al presentar a Annie
vestida como la bruja malvada de Blanca Nieves, la descalifica automáticamente
y logra atraer la simpatía del observador hacia el pequeño e indefenso Alvy.
3.3
FANTASÍA Y REALIDAD
Luego de mostrar una escena que culmina
con Alvy haciendo aparecer mágicamente al teórico Marshall McLuhan para refutar
la opinión del molesto individuo que espera en la línea del cine, Allen corta
inmediatamente a la presentación del documental The Sorrow and the Pity (La
Pena y la Piedad), contrastando lo absurdo e irreal de la primera escena
con el realismo retratado con el documental para el cual Annie y Alvy
aguardaban en la fila. “Si solo la vida fuera así” concluye Alvy después de
“sacar” a McLuhan de atrás de un anuncio, justo antes de mostrar unos segundos
del documental.
La
aparición de McLuhan, representa sólo uno de los varios ejemplos acerca del
delgado límite entre realidad y fantasía que caracteriza al film. Como Douglas
Brode explica en su libro Las Películas
de Woody Allen (1993), el realizador neoyorquino tiene la costumbre de
“dejar bien claro que estamos viendo una película” (pp.50) como en las cintas What´s New Pussycat? (1965) y What´s Up Tigre Lily? (1966). Este
podría ser el caso de Annie Hall, sin embargo, aquí
existen otros elementos que hacen pensar que efectivamente Alvy Singer no sólo
es un personaje de película sino que además es una persona con una imaginación
peculiar. El primero de estos indicios se da ya desde el principio con el
monólogo de Alvy. Si se deja a un lado el hecho obvio de que Annie
Hall es una película, el dirigirse directamente al público en ese
soliloquio, así como en el ensayo de su obra de teatro hacia el final de la
cinta, es una muestra de la mente fantasiosa del protagonista. De la misma
manera, en distintas escenas, Alvy interactúa con los transeúntes de forma
natural, haciéndoles preguntas de distinta naturaleza o recibiendo consejos,
como si su presencia en la calle obedeciera a sus necesidades.
Con el teórico canadiense McLuhan. |
Asimismo,
durante el monólogo de apertura, se hace evidente la dificultad de Alvy para
distinguir la realidad de la fantasía, cuando recuerda cómo su terapeuta cree
que tiende a exagerar sus memorias de infancia. En ese momento, Allen corta a
un montaje de los primeros años de Alvy y se detiene en un recuerdo sobre un
típico día escolar, donde, de pronto, el Alvy maduro interactúa con su “pasado”
de 9 años, su maestra y sus jóvenes compañeros, los cuales cuentan a la
audiencia a qué se dedican en la actualidad. Esta secuencia sobre la infancia
del protagonista, es el primer indicio de cómo serán utilizados el tiempo y el
espacio de manera fantástica y poco real.
Sam
Girgus (2002) explica lo anterior diciendo que los eventos que el espectador
recibe son una “construcción mental” totalmente subjetiva y posiblemente
fantástica del narrador. De igual forma, existen otros flashbacks donde Alvy se
hace presente rompiendo las barreras del tiempo y el espacio, acompañado además
de la propia Annie y de su amigo Rob.
Posiblemente
el ejemplo más notable de la mente fantasiosa de Alvy (y de la insistencia de
hacer notar que esto es una película) lo representa la escena animada que imita
a Blanca Nieves. Es en este momento que la línea entre lo real y lo fantástico
se rompe por completo al mostrar a los tres personajes principales (Alvy, Annie
y Rob), como personajes de caricatura.
3.4 LA GRAN MANZANA
3.4.1
NUEVA YORK COMO PERSONAJE
La ciudad de Nueva York ha constituido
un leit motiv a lo largo de toda la
obra de Allen y Annie Hall no es la excepción. De acuerdo al escritor Eric Lax,
“en las películas de Woody Allen, Nueva York no es nunca un lugar sucio ni
decadente; al contrario, refulge y se encumbra, se mueve a un ritmo
vigorizadoramente frenético y parece la apoteosis de la vida cosmopolita”
(1994: pp. 39). Entonces, debido a esta fascinación de Allen por su ciudad, es
común que ésta no sea un simple escenario para las acciones de los personajes,
sino que se convierte en un personaje más al ser vivo testigo de la historia.
Al
principio de la película, en la primera escena que aborda los hechos sobre la
relación entre Annie y Alvy, Rob y el mismo Alvy caminan por las pulcras calles
de Manhattan. Lo que hace Allen en esta escena de una sola toma
(plano-secuencia) es mostrar a Manhattan y sus edificios sin la presencia de
ninguno de los personajes de la historia. Durante algunos segundos la
importancia de la ciudad es mayor a la de los personajes de Rob y Alvy, cuyas
voces se escuchan fuera de cuadro. Poco a poco, ambos hombres se acercan a la
cámara desde el extremo derecho de la pantalla y finalmente se apoderan del
encuadre.
Otra
escena significativa al respecto es aquella en que Alvy le confiesa su amor a
Annie con un atardecer neoyorquino como fondo y testigo de esta revelación. Asimismo,
cuando Annie ha abandonado al protagonista, éste camina desolado por la ciudad
y se reclina sobre un barandal de la bahía y observar uno de los tantísimos
puentes de la Gran Manzana, como si la metrópolis fuera su única compañía y
consejera. De forma similar, se pueden observar distintas escenas, donde la
ciudad no sólo sirve de fondo a las acciones, sino que la composición del cuadro
resalta la presencia y elegancia de la urbe.
3.4.2
NY VS. LA.
Si Nueva York es la representante de la alta
cultura y las bellas artes, la costa oeste (Los Ángeles) es sinónimo de la
decadencia, la cultura del narcisismo y la superficialidad (Brode, 1994). Para
contrastar ambas ciudades, como el mismo Allen cuenta, “en Annie Hall procuré filmar
con días grises y nublados, para que tuviera un aspecto taciturno y romántico.
En Los Ángeles, rodamos con una cálida luz diurna porque es lo que más me
impresiona de esta ciudad, su brillante luz solar” (citado en ibíd.: pp. 161). Con esta imagen de LA,
Allen buscaba mostrarla como un lugar complaciente y banal. En cuanto a la
decadencia, al principio de la secuencia en esta ciudad cuando Annie, Alvy y
Rob viajan en auto, pasan frente a una calle con un cine de mala muerte que
exhibe una película pornográfica, al mismo tiempo que un vagabundo recorre las
calles.
Ahora
bien, a diferencia del uso de la música como recurso para transmitir tristeza y
melancolía, tal y como se explica anteriormente en el punto 3.1, Allen utiliza
ésta misma para destacar las características que Alvy odia de Los Ángeles. En
la primera escena en la ciudad californiana, los contrastes entre ésta y Nueva
York se expresan a través de música. Mientras la cámara en contrapicada muestra
a cuadro una serie de palmeras de gran altura, en la banda sonora escuchamos
villancicos navideños que inmediatamente remiten a la típica imagen de la
Navidad: la nieve, elemento del cual carece totalmente la fachada angelina. En
otra escena, durante la fiesta en casa de Lacey, el fondo musical estilo funk,
sirve para acentuar la trivialidad de los diálogos articulados por los
invitados, en su mayoría angelinos, y a los cuales Allen tiene la intención de
mostrar como superficiales y frívolos.
4.
CONCLUSIÓN
A pesar del estilo visual sobrio que
predomina a lo largo de la cinta, resulta evidente, sin embargo, que éste rompe
con muchas de las convenciones del cine contemporáneo, convirtiendo el cine de
Woody Allen en cine de autor. Además de las constantes temáticas que abundan en
su filmografía, algunos elementos analizados en este trabajo, pueden ser
identificados a lo largo de la obra alleniana.
Uno
de estos elementos, que asimismo es muestra de ruptura con los
convencionalismos, la constituye el hecho de hacer que los actores hablen fuera
del campo de visión de la cámara, “algo casi inaudito en Hollywood” (Lax, 1994:
pp.526). Este elemento no sólo sirve para resaltar la figura de Allen sobre la
de su co-protagonista, Diane Keaton, como se indica en este trabajo, sino que
forma parte de un sello personal.
Otra
característica que resulta interesante es la contradicción entre el estilo
sobrio que predomina y utiliza Allen para privilegiar el texto sobre cualquier
otro elemento y el uso de diversos recursos técnicos y narrativos, como la
animación, la pantalla dividida y los flashbacks,
los cuales buscan romper con esa misma sobriedad (Brode, 1993). A pesar de que
en sus propias palabras, su intención es reducir la dirección al mínimo
necesario para no distraer al espectador de los diálogos, en Annie
Hall hace uso de técnicas netamente cinematográficas que ayudan a darle
dinamismo al filme y que al mismo tiempo podrían reducir, aunque muy poco, la
fuerza del texto, como en la escena realizada en animación.
Annie, Alvy y Rob |
Finalmente,
de manera definitiva, el elemento estético y temático más recurrente en la
filmografía de este realizador, es sin duda la ciudad de Nueva York, que, como
se mostró, no es simplemente el escenario común de varias películas de Allen,
sino que representa, como en este caso, un elemento vivo de la historia que
interactúa de manera natural con los personajes humanos. Igualmente, Allen
defiende a esta ciudad como el ideal de la cultura y la sociedad
estadounidenses, mientras que rechaza el conformismo y narcisismo representado
por Los Ángeles y la misma industria del espectáculo californiano, a la cual
evita.
Referencias
bibliográficas:
1.
Brode Douglas (1993). Las películas de Woody Allen. Barcelona. Odín Ediciones.
2.
Lax Eric (1994). Woody Allen. Barcelona. Ediciones B.
3. Wernblad, Annette (1992).
Brooklyn is not expanding. New Jersey. Associated University Presses.
4.
Cano, Pedro L. (1999). De Aristóteles a Woody Allen. Poética y Retórica para cine y televisión. Barcelona. Gedisa
Ediciones.
5. Bordwell. David; Thompson, Kristin
(2002). Arte Cinematográfico. México. McGraw Hill.
6. Girgus, Sam B. (2002). The Films
of Woody Allen. Cambridge. Cambridge University Press.
Referencias
electrónicas:
1. Mills, Joseph (2001) Roller
Coasters, Aristotle, and the Films of Woody Allen. Artículo. Literature Film Quarterly;
2001, Vol. 29 Issue 1, p37, 6p. Encontrado en Base
de Datos EBSCO.
2.Farré, Susana (2003). Annie Hall.
Artículo. Sitio web Miradas.
http://www.miradas.net/estudios/2003/11_wallen/anniehall.html
Referencias
Audiovisuales.
1.
Allen, Woody
(1977)
Annie Hall. Película. Estados Unidos. 93 min.
[1]
Nominaciones
de la Academia para Annie Hall:
Película, Dirección (Woody Allen), Mejor Actriz (Diane Keaton), Mejor Actor
(Woody Allen) y Guión Original (Woody Allen). De estas cinco nominaciones, ganó
todas menos la de Mejor Actor.
[2]Mills
proporciona además otras dos interesantes interpretaciones sobre la montaña
rusa. La primera explica a la montaña rusa como un vehículo para representar y
reforzar la estructura dramática aristotélica de la cinta, con un principio, un
nudo y un fin, así como “subidas”, “bajadas” y “giros inesperados”; también es
una analogía de la relación de Alvy y Annie, nuevamente con sus subidas y
bajadas. La segunda interpretación es que la montaña representa el miedo y
ansiedad que los objetos mecánicos significan para Woody, como lo demuestra en
mucho de su material cómico de sus años de stand-up.