domingo, 12 de febrero de 2012

Formación de públicos: La puntualidad

OPINIÓN
Como reportero de Cultura, como promotor cultural y como público también, siempre me ha sorprendido ver que haya gente que llegue a una proyección de película o recital u obra de teatro con 15 minutos o hasta una hora de retraso.

Esto lo he notado sobre todo cuando la actividad es gratuita. La gente llega 15 o 30 minutos tarde y a los cinco minutos se va pues nunca cogieron el hilo de la historia o se dan cuenta que ese tipo de música no es la suya -éstas son conjeturas, claro está, pero no creo estar tan equivocado.

¿Me pregunto si harían lo mismo en una película -o espectáculo- que han pagado? No lo creo. Cuando pagan, al menos para que su dinero rinda, se quedan hasta el final, aunque no les guste. Se quedan, al menos, para quejarse si es que es un espectáculo vivo o con el chico de la taquilla del cine.

Necesitamos entonces recordarle al público que -como en cualquier otra actividad- el respeto es una cualidad invaluable.


Respeto por los que llegaron a tiempo y no les agrada que pasen frente a ellos bloqueando su vista del escenario o pantalla. Respeto por los artistas involcurados ya sea físicamente presentes o a través de una cinta de celuloide- que idearon una pieza para ser disfrutada desde el primer segundo.

Respeto por ellos mismos pues la impresión que dejan en el resto del público no es la mejor.

Y no estoy insinuando -en un primer momento- que las actividades gratuitas deban terminar; eso será tema para otro texto. Lo que quiero compartirle (o adelantarle) al lector es que, aunque no haya pagado, el espectáculo tiene un valor y, sobre todo, un costo -a veces de miles de pesos- y que, como apunté arriba, el respeto es básico para una sana convivencia social.

¿O ustedes qué opinan? Comentarios, dudas o mentadas en este blog o al correo del autor.

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