Ayer por la noche, la gira de documentales Ambulante 2012 arrancó en Puebla con la proyección de ¡Vivan las antípodas! (Alemania-Argentina-Holanda-Chile / 2011).
Dirigido por Victor Kossakovsky, el documental tiene como hilo conductor los contrastes y similitudes entre cuatro pares de antípodas -lugares ubicados diametralmente opuestos en la Tierra).
Tecnicamente brillante, Kossakovsky -quien también hace la cámara- nos regala desde el inicio un trabajo contemplativo que, por su cuidada manufactura, nos sumerge por instantes a un universo visualmente parecido a una ficción.
Aunque la cinta nos lleva de la mano a ocho lugares distintos, los únicos personajes que nos presenta "formalmente" son al par de hermanos Pérez, cuidadores de un puente en Entre Ríos, Argentina, antípoda de Shanghai, China -donde también figura un puente, un tanto más transitado que el desértico paraje rural sudamericano. A partir de su tiempo en pantalla y de sus reflexiones sobre la vida, el público termina por tomarles cariño a estos hermanos -Me pidio la motosierra, pero le dije que no marchaba. La motosierra es como la mujer de uno, che: nunca se presta.
Utilizando cámaras de cabeza, movimientos de grúa sorprendentes y el reflejo de su antípoda sobre la superficie del agua, el documental juega -lo mismo que los hermanos Pérez- con esta idea de que los chinos están a millones de metros bajo nuestros pies (o la nacionalidad que nos corresponda de acuerdo a nuestra ubicación).
Los hermanos Pérez, filosofando sobre la vida |
Norte que se convierte en sur. Arriba que deja de serlo. Abajo que nunca sabemos. Día y noche conviviendo en equilibrio perfecto. Lava que se transforma en piel de elefante. La vitalidad de una mariposa y la agonía de una ballena varada. Contrastes, similitudes y sorpresas que nos ofrece este trabajo en sus 105 minutos de duración a partir de una estructura narrativa muy precisa durante los primeros minutos que, por desgracia, se va desdibujando poco después de la mitad.
Los patrones y expectativas visuales que construye Kossakovsky con maestría en la secuencia de inicio con Argentina y China se empieza a tambalear y, por momentos, las imágenes y situaciones -siempre impecablemente retratadas- no son suficientes para mantener la atención hacia el final.
A pesar de este problema de edición -probablemente achacable a que el propio director (y fotógrafo) se encargo de montar la película- la poesía de las imágenes, el cuidado en toda la banda sonora -música e incidentales por igual- y los planteamientos básicos de todo el proyecto -¿qué tan parecidos o qué tan distintos somos de "los otros"?- son suficientes para amar este documental.
Durante su paso por Puebla, ¡Qué vivan las antípodas! podrá ser visto en 3 ocasiones, a saber:
DOMINGO 4. Cinemateca Luis Buñuel, 15 horas.
JUEVES 8. Instituto de Comunicación Especializada, 12 horas*
JUEVES 8. Complejo Cultural Universitario de la BUAP, 18 horas*
*Función con la presencia del director, Victor Kossakovsky.
V. Kossakovsky |
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